El estrés es un sentimiento de tensión física o emocional que puede provenir de cualquier situación o pensamiento que le haga sentir a uno frustrado, furioso o nervioso.
1. Hay dos tipos principales de estrés: Agudo y crónico. El primero desaparece rápidamente. Todas las personas sienten estrés agudo en algún momento u otro. Mientras que el segundo dura por un período de tiempo prolongado y te puedes acostumbrar tanto a este tipo de estrés que no te das cuenta que es un problema.
2. Un factor estresante puede ser un acontecimiento que suceda una sola vez o que dure poco tiempo, o puede ocurrir reiteradamente y durante un largo período de tiempo. Algunas personas pueden lidiar con el estrés más eficazmente o recuperarse de los acontecimientos estresantes más rápido que otras.
3. No todo estrés es malo. Como respuesta al peligro, el estrés le indica al cuerpo que se prepare para enfrentar una amenaza o huir a un lugar seguro. En estas situaciones, el pulso y la respiración se aceleran, los músculos se ponen tensos y el cerebro consume más oxígeno y aumenta la actividad. El propósito de todas estas funciones es la supervivencia y surgen como respuesta al estrés. En situaciones en que la vida no está en peligro, el estrés puede motivar a las personas, como cuando necesitan tomar un examen o entrevistarse para un trabajo nuevo.
4. El estrés a largo plazo puede perjudicar su salud. Hacer frente al impacto del estrés crónico puede ser todo un reto. Debido a que la fuente del estrés a largo plazo es más constante que en los casos del estrés agudo, el cuerpo nunca recibe una señal clara para volver a funcionar normalmente. Con el estrés crónico, esas mismas reacciones del cuerpo que salvan vidas pueden alterar los sistemas inmunológico, digestivo, cardiovascular, del sueño y reproductivo. Algunas personas experimentan principalmente síntomas digestivos, mientras que otras pueden tener dolores de cabeza e insomnio, sentir tristeza o enojo, o mostrar irritabilidad.
Con el tiempo, la tensión continua que produce el estrés en el cuerpo puede contribuir a problemas graves de salud, como enfermedades cardíacas, presión arterial alta, diabetes y otras enfermedades incluidos trastornos mentales como la depresión o la ansiedad.
5. Hay maneras de manejar el estrés. Si tomas medidas prácticas para controlar tu estrés, puedes reducir el riesgo de los efectos negativos para la salud.
Conoce tu cuerpo. Sepa reconocer las señales sobre cómo usted responde al estrés, como dificultad para dormir, aumento del consumo de alcohol y drogas, enfadarse fácilmente, sentirse deprimido y tener poca energía.
Habla con tu médico. No esperes a que tu médico le pregunte si estás estresado. Inicia la conversación y obtén una atención adecuada para los problemas de salud existentes o nuevos.
Ejercicio. Una caminata diaria de tan solo 30 minutos pueden ayudarte a mejorar tu estado de ánimo y tu salud.
Actividad relajante. Averigua sobre programas de relajación o bienestar que tal vez incorporen meditación, relajación muscular o ejercicios de respiración.
Establece objetivos y prioridades. Decide qué debes hacer y qué puedes esperar hasta más tarde, y aprende a decir no a las tareas nuevas si le están imponiendo una sobrecarga de trabajo.
Mantente conectado. No estás solo. Ten contacto con personas que pueden ofrecerte apoyo emocional y ayuda práctica. Para reducir el estrés, pide ayuda a amigos, familiares y organizaciones comunitarias o religiosas.
Fuente: https://www.elfinanciero.com.mx/